Orientaciones para la Primera Sesión Ordinaria del CTE
Septiembre 2025
Centros y Escuelas de Organización Completa y Multigrado
En el ámbito educativo, las Comunidades de Aprendizaje se
manifestan en diferentes dimensiones de la vida escolar: en el entramado de los
procesos de enseñanza y aprendizaje, en las relaciones interpersonales que se
generan en la convivencia cotidiana entre niñas, niños y adolescentes y entre
sus familias, entre colectivos docentes que establecen redes de intercambio
acerca de proyectos y propuestas de carácter educativo, entre otras.
Hoy se busca transformar al CTE en una Comunidad de Aprendizaje centrada en los retos, situaciones y problemáticas que emergen en la práctica cotidiana de la docencia. En la tarea de enseñar se superponen múltiples aspectos de la vida del aula, la escuela y la comunidad. En todas ellas, maestras, maestros y agentes educativos toman decisiones, crean conocimientos especializados y generan aprendizajes; aprenden al compartirlas con otras y otros, al escuchar, al reflexionar sobre ellas, al adecuarlas y al diseñar y poner en marcha intervenciones educativas. La práctica docente, las experiencias, los retos que enfrentan cotidianamente, son la materia principal para el diálogo, el aprendizaje y la toma de decisiones del CTE.
Formar y consolidar una Comunidad de Aprendizaje lleva
tiempo, para quienes estamos obligados a crear las condiciones que favorecen el
trabajo colaborativo esta tarea nos implica acercar múltiples y diversos
dispositivos que contribuyan a fortalecer las capacidades institucionales de
cada escuela.
Para los colectivos docentes, asumir su participación en la
Comunidad de Aprendizaje como una necesidad para el desarrollo de su trabajo
educativo es un proceso personal que se alimenta de las interacciones que se
generan en la propia comunidad. En la medida en que lo que ahí se dialogue y se
comparta tenga sentido para las maestras y los maestros, se fortalecerá y
diversificará la propia comunidad. El reto inicial para cada CTE es definir lo
que es esencial para su colectivo, en función de su tarea docente, y desde ahí
empezar la transformación.
La propuesta para las Sesiones Ordinarias del Consejo
Técnico Escolar del ciclo 2025-2026, busca ofrecer más condiciones para el
ejercicio de la autonomía profesional, mayor flexibilidad para que los
colectivos aborden los asuntos pedagógicos que son más relevantes para su
realidad y contexto, así como más posibilidades para profundizar en los temas
que decidan abordar.
La formación de una comunidad parte de la decisión personal
de formar parte de ella, los miembros que la conforman participan no por un
formalismo que se debe cubrir, sino porque la consideran un espacio que les
permite compartir, dialogar, aprender y acordar formas de realizar su tarea de
manera conjunta.
El CTE tiene entre sus propósitos: generar espacios de
formación entre maestras y maestros; contextualizar los contenidos de los
Programas Sintéticos; planear, implementar y dar seguimiento al Proceso de
Mejora Continua; y deliberar sobre el currículo en función de las condiciones
específicas de cada escuela.
El CTE es el espacio donde los colectivos docentes se
constituyen en verdaderas Comunidades de Aprendizaje a partir del diálogo y la
discusión horizontal para abordar los temas y problemáticas que les son
relevantes y significativas como resultado de su trabajo docente y de la
lectura de la realidad.
Durante este ciclo escolar se fortalecerá su papel como
instancia de toma de decisiones y acuerdos, con un énfasis particular en lo
pedagógico para que, desde las realidades en que trabajan las maestras y los
maestros se construya una pedagogía desde el territorio.
La práctica docente enfrenta un entramado de dimensiones
diversas, pero es en el ámbito pedagógico donde estas confluyen y se articulan.
En su quehacer cotidiano, maestras y maestros afrontan retos y problemas que
resuelven movilizando los conocimientos y saberes que poseen: los adquiridos en
su formación inicial y los construidos a lo largo de su práctica profesional.
Esta movilización genera un conocimiento práctico, que
merece ser sistematizado y compartido en los colectivos escolares, lo que
permite dar continuidad y coherencia al trabajo educativo y construir
Comunidades de Aprendizaje entre las y los docentes.
La Nueva Escuela Mexicana (NEM) reconoce que en el ejercicio
de la docencia, maestras, maestros y agentes educativos no solo aplican sino
que también producen conocimiento legítimo, valioso y pertinente, pues se
genera en la experiencia directa y se orienta a la solución de los problemas
reales de cada comunidad.
Para lograr esta movilización de conocimientos y saberes de
manera colectiva, es indispensable establecer escenarios de diálogo y
comunicación colectivos a partir del trabajo colegiado y del reconocimiento de
las otras y los otros como copartícipes en la tarea docente. De este diálogo
surgen acuerdos colectivos que fortalecen la identidad profesional, el sentido
de pertenencia y el compromiso con la comunidad escolar.
En esta lógica, compartir conocimientos, experiencias y
saberes en un espacio de diálogo favorece la construcción de una formación y de
un aprendizaje situado. La NEM, desde su carácter humanista, reconoce este
proceso como parte de la construcción del conocimiento práctico de las maestras
y los maestros: los aprendizajes adquiridos en la formación inicial se recrean
en la práctica, se adaptan a las realidades del aula y se transforman en
conocimiento aplicable, pertinente y valioso.
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